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La Indigencia laboral que aspiramos

Artículo dedicado a todos los “intelectuales desempleados”, a esos que pasaron de 5 a 7 años de sus vidas preparándose académicamente, pero en cambio de sus capacidades y competitividad no logran conseguir un empleo estable, bien remunerado o quizás ninguno. Hoy la realidad en Puerto Rico es bastante amarga. No, no, espera… ¿Amarga?… amargo es algo que se puede ingerir voluntariamente, mejor usemos “mierda”. Volvemos a comenzar.

Hoy la realidad de Puerto Rico es una mierda. Al igual que ustedes yo también formo parte de ese perfil, no crean que escribo esto por romanticismo. Estoy seguro que usted debe tener un conocido que hoy está desempleado, pero no hablo del desempleo en el sentido inocente del diccionario, tampoco en el sentido antitético, sino en el desempleo por concepto de involuntariedad, donde los errores sociopolíticos y la ergonomía organizacional pos-esclavista han condicionado el proceso de vida profesional, algo que en carácter personal he comparado con el método ‘Prueba y Error’.

Para abordar el primer subtema de este artículo… NOOOOOOO, no, no, COÑO!!! esto no es un artículo, esto es un sulfuro articulado en forma de crónica, así que comienzo contigo papa y mama.

Una guerra generacional y culpas huérfanas

Si haces un recorrido por la web y buscas información sobre ‘generaciones’, te darás cuenta que en ciertos artículos se hace mención de los ‘abismos generacionales’, por tal razón haré un marco de ello bajo nuestro contexto socioeconómico.

Ciertamente nuestros padres vivieron en épocas de crecimiento lo cual no fue otra cosa, más que una prosperidad post guerra. Algunos en este sector senil, “intelectual” y acomodado hacen el ejercicio de juzgar la nueva generación con descripciones, o mejor dicho, proyecciones de una generación perdida. Y así van agitando banderas y demagogias mientras suceden hechos deplorables sobre nuestra generación.

Desde pequeños nos enseñaron que debíamos tener estudios superiores para conseguir un buen trabajo. Nos repetían que todas las personas ‘cultas’ nacían en la universidad, y si lograbas entrar a la Universidad de Puerto Rico automáticamente ocupabas una ventaja competitiva en el mercado laboral. Algunos padres también hacían alusión a las ventajas y accesibilidad sobre graduados bajo otras instituciones privadas. Y pues, así nos comimos el cuento.

Pasamos de nadar en la abundancia a tener la crisis más seria y más prolongada de la historia puertorriqueña en un abrir y cerrar de ojos. De esta forma, la crisis constituye una ruptura con respecto a un pasado próspero y optimista ¿Quién tiene la culpa?

Últimamente algunos miembros de la comunidad académica y columnistas de periódicos renombrados han publicado artículos aceptando la culpa de la crisis o pidiendo perdón por lo que su generación han promovido. No importa si estamos de acuerdo o no con el contenido de estos artículos, el perdón es un ejercicio por la que una persona perdona una acción cometida, no mientras se está cometiendo. Es muy fácil emitir un comentario o escribir varias columnas desde la comodidad, diciendo que la pasada generación se arrepiente de no haber tomado mejores decisiones para evitar esta catástrofe socioeconómica. Por lo tanto, cada columna parece ponerle un punto final a la debacle y me parece que parten desde una concepción muy errónea. Lo cierto es que intentando ser consecuente con nosotros mismos, tratando de huir de convencionalismos sociales psicóticos hemos sido criados rebeldes, autoritarios, apáticos y pesimistas.

El detrimento en las estructuras económicas y sociales determina como podremos forjar una vida propia, una vivienda, una familia, un buen trabajo. No son fracasos individuales, son fracasos colectivos y más allá de habernos dado una buena calidad de vida, nuestra realidad es un polo opuesto al suyo. Nos han dejado un país en la inercia y es producto de la avaricia individual y la indiferencia colectiva. Digo… en mi apreciación subjetiva, entiendo que mi generación hace silencio asumiendo que consumir nuestros seguros sociales, fondos de retiro y hacer inaccesible los servicios fundamentales no es nada persona solo negocios generacionales.

 

De la universidad al desempleo:

Nos graduamos con la esperanza de tener una vida profesional plena y de calidad. Vamos alegres con nuestros títulos, directo a exhibirlo, enmarcarlo y posteriormente ocuparlos en un espacio de la pared que servirá de refugio para cucarachas, NOOOO, no es para eso, lo exhibimos para recordar nuestros esfuerzos, “que somos alguien”. La realidad es que contar con una buena educación ya no es garantía de nada. La escasez de empleos formales hace que la experiencia laboral sea insatisfactoria, convirtiéndose entonces en una experiencia frustrante y continua.

Nos ha tocado sufrir este problema de estrechez en un mercado laboral que le queda corto en una isla 100 x 35 ¿sorprendente verdad?

Puerto Rico encabeza la lista de aquellos, cuyos jóvenes aceptan involuntariamente trabajos a tiempo parcial luego de graduados. Muchos jóvenes están atascados en trabajos mal remunerados, sin ninguna protección y sin escapatoria por miedo a perderlo todo. Muchos otros constatan que su formación no les proporcionó las competencias requeridas para el mercado laboral actual. Encontrarse en una sociedad en la cual sus jóvenes se resignan ante un mercado laboral que tiende a amargar sus sueños es una consecuencia muy desastrosa para las fluctuaciones cíclicas de la actividad económica.

*Ofertas laborales
A todos los graduados les deprime ver las ofertas laborales que exigen muchos antecedentes para un puesto, y a la vez se ofrece un sueldo muy bajo a cambio. La empresa aprovecha la crisis para condicionar un requisito repentinamente copados por trabajadores de mayor edad y mayor experiencia, especialmente en puestos que no requieren una cuantiosa experiencia, si no, dinamismo, ciertas destrezas y rápido aprendizaje. Evidentemente el alto desempleo provoca que personas con mayor edad y experiencia se vean en la necesidad de aplicar por los mismos puestos que un recién egresado. El resultado es previsible, la empresa está en todo su derecho de contratar a sus empleados según dicta las políticas de su compañía, pero por el otro lado tampoco aportan, ni apuestan al crecimiento socioeconómico. De esta manera las acciones de estos tienen un impacto en detrimento.

El problema además de los sueldos y la experiencia, es la cantidad y calidad del trabajo, generando entonces una distorsión del mercado profesional. Para poner en evidencia el pasado argumento le pido a usted lector que levante sus dos manos y haga el siguiente ejercicio: Cada dedo representa un conocido que haya cursado una carrera universitaria, contabilice cuántos de ellos ejercen tal profesión bajando el dedo que los representa y dejando arriba aquello quienes no ejercen la profesión que estudiaron. No se me alarme, baje sus manos y siga leyendo.

Muchos profesionales realizan actividades para las cuales no es necesario contar con educación superior. En mi caso, me he encontrado con financieros que actualmente prestan sus servicios a tiempo completo como Tellers en el Banco Popular a un sueldo de $8.25 la hora, abogados que no encuentran espacios donde litigar y complementan su tiempo libre con carreras cortas, contables que realizan labores de servicio al cliente en colecturias, ingenieros que ganan comisiones de ventas en tiendas de artículos por departamento, usted puede seguir esta lista si le place. La realidad es que mientras esta tendencia siga aumentando, las empresas desaprovecharán el potencial de los jóvenes y la oportunidad de aumentar la capacidad y dinamismo de la economía.

Se requiere mayor flexibilidad de parte de las corporaciones, empresas o sector público para acelerar los procesos de contratación de jóvenes egresados. Que sea tan comprensivo como cuando contrata al primo del gerente, el amigo del pariente, el contratista y prestamista del pasado cuatrienio.

El Fraude Universitario

Es alucinante lo rápido que se mueve todo hoy en día. Por desgracia, las universidades no evolucionan al mismo ritmo. Si hablamos de la Universidad de Puerto Rico primero debemos comenzar por las graves deficiencias en sus políticas públicas. Por un lado el presupuesto de la universidad ha pasado a ser colateral o banco de reserva para la crisis económica del país, aun así la fórmula 9.6% este protegida por ley a estos efectos. Por el otro lado, la Junta de Gobierno NO asume un rol determinante para reformar la universidad, lo cual se ha planteado por más de cinco década. A raíz de esto, los programas de estudio no dotan de manera integral a los alumnos de las herramientas y requerimientos que las empresas y la sociedad necesitan al día de hoy.

La universidad perdió su norte hace muchísimo tiempo atrás. Mientras otros países apuestan a su crecimiento y desarrollo a través de la educación, aquí encausamos a sus representantes de fraudes, desvió de fondos y amiguismo político. Entonces ¿cómo trasciende esto? Para que un profesional sea garantía de una excelente formación educativa, primero debería existir una educación de calidad, una infraestructura tecnológica que garantice el soporte para el alumnado y una formación ética profesional correcta, ¿acaso esto concuerda con todo lo que se mencionó anteriormente? NOOOOO!!! A este punto del mal cuento, la universidad marca una línea muy finita entre un centro de estudios y un fraude orquestado.

Si la Universidad del Estado realmente tiene la intensión genuina de reubicarse en tiempo y espacio deben al menos, analizar los requerimientos del mercado laboral de la comunidad a la que pertenecen todos sus recintos, mitigar las condiciones en el contexto actual y apostar por el crecimiento de carreras que realmente sean necesarias y demandadas en cada región, tanto desde el campo de la economía, salud, sociedad, tecnología, educación, cultura, psicología, trabajo social, entre otros.

Ya es tiempo de estrangular la educación tradicional y la educación bulímica donde el conocimiento se traduce a esta simple ecuación “si podemos responder las preguntas, quiere decir que sabemos la lección”.

Exilio Involuntario

“No nos vamos, nos echan”, con esta cita de jóvenes españoles en lucha, podemos decir que la emigración es una decisión condicionada, pero no una decisión libre. Sin duda el gobierno arrincona a los jóvenes entre el desempleo, la emigración obligatoria y el mantengo. La estructura económica en detrimento insta a buscar otras alternativas y una de las opciones es evaluar otro sitio donde los proyectos de vida puedan ser posibles, arriesgándolo todo. El exilio de miles de jóvenes es principalmente un problema político, pero los políticos no llegan a sus sillas si no es por la elección del pueblo en elecciones democráticas, por lo tanto el problema nace con el mal uso que le damos a la participación democrática, el fanatismo, la indiferencia y el miedo al cambio.

Cuando vives en una sociedad que desangra y degrada a los jóvenes con contratos esclavistas, alguno de ellos que rayan en la ilegalidad y son insuficientes para las necesidades básicas, uno se pregunta  ¿Y quién tiene el control sobre esto?

¿Acaso usted, alguna vez ha escuchado algún Senador hablar sobre reducir la dualidad, la segmentación, la temporalidad y avanzar hacia empleos de mayor calidad? ¿Acaso la reforma laboral aspiró a alcanzar la estabilidad laboral? ¿Ha visto usted alguna estadística que demuestre cuan bajo ha sido la caída de los salarios reales? Ninguna propuesta del gobierno tiene como objetivo principal reducir el desempleo y alcanzar la estabilidad laboral. De hecho el gobierno se ha caracterizado por fomentar una elevada destrucción del obrero y sobre todo evitar tocar el asunto de los salarios si no es para sacrificar aún más las condiciones laborales.

Para desarrollar políticas efectivas que corrijan estos desequilibrios, se deben conocer en profundidad los aspectos relativos al mercado laboral en el contexto regional. De esta forma podremos determinar las necesidades concretas de cada sector que compone la sociedad puertorriqueña, fiscalizar al sector laboral y no permitirles ser detonantes de acostumbrados postulados esclavistas. Es muy importante prestar especial atención a la transición de los jóvenes en la etapa formativa y en la etapa laboral.

En fin, en un mundo tan dinámico como el de hoy, la información se mueve mucho más rápido que la burocracia. Por lo tanto, si nos quedamos solamente con la opción que nos brinda la sociedad será muy difícil sobresalir. Debemos encontrar las soluciones y accionar constantemente para obtener resultados. Nos toca a nosotros observar las consecuencias y descubrir los desvíos entre lo planeado y lo producido. Estos desvíos en muchas ocasiones se transforman en un nuevo problema a resolver, por lo que la institución universitaria SIEMPRE será necesaria y debe ser vista, no como un plan de corrección si no como un plan de prevención.

No quiero que nadie piense que la promesa del éxito desgastó, pero como diría un político demagogo “tenemos que pagar la crisis que nos dejaron”. Los dejos para seguir solicitando empleos, ya pueden bajar sus manos.

Acerca de La Rabieta (75 Artículos)
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1 Comentario en La Indigencia laboral que aspiramos

  1. y se le asigna un valor igual a uno. Se calcula la equivalencia con respecto a esa unidad para cada integrante del hogar. Al total familiar obtenido se lo multiplica por el valor de la canasta del adulto equivalente. El valor resultante se compara con el ingreso del hogar, si este es menor, se dice que se encuentra en una situacion de indigencia.

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